A diario, ya sea en medios de comunicación, en conversaciones de trabajo o en nuestra vida personal, conocemos casos en los que, independientemente del tamaño, sector y tipo de compañía, resulta que un hacker ha conseguido entrar en sus sistemas y, por ejemplo, secuestrar sus datos para pedir un rescate (el conocido y temido ransomware).
Solo en estos casos es cuando nos planteamos por qué no tenemos un Plan de Continuidad de Negocio y cuál es el impacto económico de una situación así: