Las compañías cada vez están más presionadas para mejorar su eficiencia y reducir residuos en sus operaciones. Tendencia que poco a poco se va plasmando en una mayor regulación por parte de los gobiernos.
A las empresas se les exige, ahora más que nunca, incluir dentro de su responsabilidad social corporativa acciones para contribuir con el medio ambiente. El consumo energético y el origen de esta energía, las emisiones de residuos como los gases de efecto invernadero, el consumo de agua, el origen de las materias primas, etc., son solo algunos de los puntos de interés ambiental que las empresas ahora deben gestionar.